miércoles

el árbol

Caminaré hasta que amanezca y anochezca de nuevo.
Me he vestido de traje y de pronto me he recordado a los de abajo. He seguido las migas que encontraba a cada paso. El camino se parece a ti. Estoy logrando calcular la dimensión de cada piedra y de cada hoja y tras innumerables cuentas he pasado a identificarte en todas ellas. Como ya sabes no soy muy fuerte en matemáticas. Yo nunca fui capaz de medir la velocidad de un río en la noche. He contado cada paso que daba y los he multiplicado tres veces por el diámetro de cada sombra en el camino. He marchado en línea recta, curva, dando saltos y vueltas en dirección a ninguna parte. He visto árboles de todos los tamaños y he decido juntarlos todos en forma de escalera. Ahora hay un árbol que llega hasta el cielo. He subido hasta la copa y al llegar he visto aquel pájaro con cuernos.
Aquí el cielo está despejado, las nubes permanecen a un kilómetro de mis pies. Abajo, una lluvia de demonios se dispone a ahogar las calles de la ciudad. No queda ni un bocado de luz en las aceras. Ya no puedo veros. No desde aquí.
La sensación de vértigo ha desaparecido. He olvidado hasta mi nombre aquí arriba.

Ahora estoy cansado y oigo gatos maullando en la tarde.