sábado

vértigo

En la noche os recuerdo. Con fuerza. Y me despierto y salgo de la cama con más ganas que ayer. No tardáis tres segundos en desaparecer. Entonces me he obligado a recordaros despierto. Con los ojos en la mañana y con una taza entre las manos, devorando un miserable trozo de pan.

Hablando con un amigo -en uno de los descansos de mis persistentes búsquedas de apartamento en vano- me he dado cuenta de que solo contigo subí al cielo. Vi ciudades del lado de los pájaros. Mentiría si dijera que no sentí vértigo y también si no reconociera que allí arriba me invadía por primera vez ese sentimiento de seguridad que ya no mientan en los periódicos. Porque tú, tú si que me protegías y éramos capaces de reírnos del mundo desde arriba. Desde arriba. Comparábamos los ángulos, y las guerras, cosíamos con retales imaginarios edificios gigantes habitados por hormigas, dividíamos la ciudad en campos de batalla y jugábamos al lego con paisajes.

Mamá, sin embargo, siempre esperaba abajo. A ella siempre le dieron miedo las ratas y las alturas.

1 comentario:

Unknown dijo...

ke bonitooooo....me parece precioso,eres un cielo...muack